EL INSTITUTO TOMÁS NAVARRO TOMÁS CUMPLE 50 AÑOS

Desde Lun, 28/11/2016 hasta Vie, 30/06/2017

El Instituto, para algunos, es nuestra vida. Quiero decir que salvo los años de la escuela y la universidad nuestra vida discurre en un instituto. Suelo decir a mis alumnos que el tiempo que transcurre en nuestras aulas, pasillos, patio, biblioteca, sala de ordenadores…salón de actos es único porque no vuelve. Visto así el espacio físico del instituto tiene más importancia de la que creemos.

Por eso ahora que el Tomás Navarro Tomás cumple 50 años también nosotros cumplimos sino años, vida. Y es que, seamos o no conscientes, las paredes de las aulas, los pasillos y la escalera que subimos a diario sabe de nuestras ilusiones, de pérdidas y derrotas, de amores que pudieron ser y no han sido o son, de conversaciones a medias, de risas, de besos precipitados, de lágrimas, de silencios violentos, de saludos, de miradas que se evitan, de nervios incontrolados, de esperanzas y temores.

Entre clase y clase, con un sonido de vida, nos mezclamos alumnos, profesores, conserjes, limpiadoras, administrativos en un ir y venir de enjambre de colmena. Las paredes del viejo TNT nos cobijan y nos sonríen con ternura porque desde hace 50 años observan a humanos, como nosotros, que creen que están viviendo una situación única y lo es porque es la suya, pero cuando hace 50 años se abrieron las puertas, entraron otras personas cuya vida era igual de importante.

Pasear por el Tomás Navarro Tomás es como leer un libro de una biblioteca. Pisamos las baldosas que otros han pisado, nos sentamos en sillas y escribimos sobre mesas que conservan huellas de tinta y leemos libros de la biblioteca , que tienen fichas escritas a mano, con nombres de personas que no conocemos. Cuando los alumnos me dicen ¡Qué viejo!, yo me sonrío porque todo es cuestión de tiempo.

En nuestra sala de profesores, todavía en algunas taquillas se mantiene el nombre del profesor-a jubilado. El profesor nuevo escribe su nombre debajo. Ese detalle me gusta porque, aunque el nombre no estuviera, es un índice de que allí estuvo una persona que nos precedió en la tarea de enseñar y de vivir, que en el fondo es la misma cosa.

Es un cumpleaños redondo 50 años. A los alumnos les parecen muchos; a mí, que tengo 53 no. Todo es producto de nuestra apreciación subjetiva del tiempo. Al Tomás Navarro Tomás le quedan muchos años, y tal vez algunos de nuestros alumnos , al pasar unos años, vuelvan para trabajar en el centro o para acompañar a sus hijos en su primer día de clase, eso será la prueba de que el instituto es la casa de la vida. La vida mía, la de mis alumnos y la de los que seguirán viniendo.

A continuación transcribo fragmentos que los alumnos han escrito en su cuaderno sobre el cumpleaños del Instituto.

Documentación de interés: